En su libro “The workplace curiosity manifiesto” (2022), el experto en aprendizaje Stefaan van Hooydonk nos plantea que la curiosidad es buena para los negocios y nos entrega una valiosa guía para desarrollar la curiosidad productiva en profesionales, equipos y organizaciones.
Las personas curiosas tienen sed de saber más. Como encuadre mental, la curiosidad incluye la tendencia a desafiar el status quo, explorar, descubrir y aprender. Frecuentemente es vista como una cualidad de los niños, pero estudios demuestran que tanto niños como adultos podemos ser inquisitivos. La única diferencia es que los niños tienen una tendencia mayor a tomar riesgos y sentir incomodidad para llegar al conocimiento.
Todas las personas tenemos una curiosidad natural y un entorno de cambio e inestabilidad requiere de mentes curiosas. Antes en tiempos más estables las organizaciones se desempeñaban mejor al enfocarse en la eficiencia operacional, donde la continuidad, la certeza y lo predecible eran los elementos valorados. Hoy en un entorno de cambios rápidos ese tipo de organizaciones y valores conducen al estancamiento.
Un mundo cambiante llama a la curiosidad, la agilidad, la exploración y la innovación. Para beneficiarse de este entorno las organizaciones deben dar a los trabajadores/as empoderamiento y autonomía. Esta actitud beneficia a las personas y a las organizaciones.
Las personas a las que se les alienta a ser curiosas aumentan su compromiso motivación y logro, lo que les permite avanzar más rápido en sus carreras, desarrollar mejores relaciones y sentir menos miedo al cambio.
Los líderes curiosos, plantea van Hooydonk, alcanzan desempeños superiores y desarrollan la curiosidad en sus equipos, lo que facilita entornos de trabajo donde la racionalidad y las decisiones intencionadas permiten una mejor adaptación a lo incierto dado que pueden estar más abiertos a considerar estrategias más frescas e innovadoras.
Los equipos curiosos a la vez proveen de espacios seguros para que sus miembros desarrollen una actitud inquisitiva permanente, dentro de un ambiente de bajo conflicto y una atmósfera de respeto. Un equipo curioso no solo está compuesto por personas con esa actitud, sino también es un espacio donde el clima, los procesos y las prácticas crean un ambiente que conduce a la curiosidad.
Para las empresas la curiosidad apoya la resiliencia organizacional, la innovación y la escucha activa. La curiosidad ayuda a escuchar mejor a los clientes, trabajadores y al mercado. Las estrategias corporativas que priorizan la curiosidad, como las de Microsoft, Novartis, 3M y Google, facilitan tanto la exploración innovadora como la implementación eficiente.
En su libro van Hooydonk recomienda las siguientes estrategias para fomentar la curiosidad en las personas, equipos y organizaciones:
- Tomar la curiosidad en serio.
- Haz de la curiosidad un proyecto.
- Desarrolla el auto-conocimiento.
- Mide la curiosidad.
- Establece pequeños hábitos (técnica de B.J. Fogg).
- Incorpora la curiosidad a tu vida y alienta a otros a hacerlo.
- Aprende continuamente.
- Haz preguntas acerca lo mundano, lo trivial, lo obvio.
- Sé curioso en tus relaciones.
- Aprecia el valor de las equivocaciones.
En un entorno donde el aprendizaje continuo es la llave para enfrentar los desafíos que nos imponen estos inciertos tiempos, en Celeris recomendamos este libro a los profesionales de aprendizaje y desarrollo, dado que consideramos que la curiosidad es un elemento central para logar construir una cultura de aprendizaje continuo en la organización.